España entera vibra con el triunfo de Niko Sherazadishvili al ser el primer judoka de esta nación en coronarse como campeón en la categoría masculina por segunda vez. Desde el año 1951 que comenzaron las citas universales y poseía como mejores resultados la plata de Quino Ruiz (para más señas el entrenador del hoy Campeón del Mundo) en Barcelona 1991, la de Sugoi Uriarte en Amsterdam 2009 y el título universal de Niko en Bakú 2018. Pero comencemos esta nueva gesta deportiva contándola desde el inicio…
El joven de 25 años sembrado como número 1 en su condición de líder mundial, venía con el claro objetivo de llegar nuevamente a la cima de un podio universal senior como en 2018 y para ello derrotó en su primera salida al tatami a Bulekulov (KGZ) mediante 3 shidos. Acto seguido en la siguiente fase tuvo como rival al polaco Kuczera,pero el judoka formado magistralmente por las manos de Quino Ruiz, lo liquidaba por 2 wazari para conseguir el paso a la siguiente ronda.
En su tercer desafío del día en este caso los cuartos de final, el mongol Gantulga se llevó para casa un ipponazo de uchi mata realizado magistralmente por el judoka de Brunete que lo catapultó a la semifinal.
El estado de gracia de Niko se extendió en esta contienda ante al japonés Nagasawa, pues comenzó con un dominio latente por parte del judoka que llegó de Georgia (nación que también celebra este oro con efusividad) a España en 2010 con solo 14 años. Este encuentro lo resolvía Niko con un portentoso Tsuri goshi que dejaba fuera de combate al nipón y le abría las puertas de una final mundial senior por segunda vez en su joven pero prolífica carrera deportiva.
Por cuarta vez en la historia un español se plantaba en una final de un Mundial Senior (Quino Ruiz en Barcelona 1991, Sugoi Uriarte en Amsterdam 2009 y el propio Niko en Bakú 2018). En el desafío en cuestión, su rival era el uzbeco Bobonov, 13º del Ranking Mundial.
La contienda comenzaba de forma muy táctica, lo cual obligaba a llevar la definición al punto de oro. Un combate intenso en el que ambos tenían las estrategias bien estudiadas, pero el judoka con licencia gallega ejecutaba en el golden score una estupendo ouchi gari como contraratque con el que conseguía un ipponazo que lo convertía en titular mundial por segunda vez, haciendo historia en Budapest y marcando otro hito histórico para el judo de España.
Niko Sherazadishvili en su camino hacia el título mostró talento, potencia física, un perfecto dominio de los conceptos tácticos, un judo envidiable que posee una variedad y una riqueza extraordinaria, algunas avalada por su gran estatura (Uchi mata, Ouchi Gari, Osoto gari, etc) conjugado con una gran ne waza que lo han convertido merced a su coraje, dedicación y humildad, capitaneado por un entrenador-padre como Quino y arropado por un club-familia (Dojo Quino) en más que justo Campeón Mundial.
Hoy el Judo Mundial olió a España, un perfume firmado por la estrella de un humilde joven de sonrisa permanente y un corazón enorme con un extraordinario Sensei en la silla que lo guía orgulloso y feliz hacía la gloria olímpica en Tokio 2020.
Enhorabuena Niko, Quino y Brunete.
FOTOS: IJF