Saeid Mollaei sacrificó una vida por un sueño. Lo hizo por su propia voluntad y lo hizo en Japón en un lugar llamado Budokan. El destino tiene motivos que la razón no conoce, pero cuando hace justicia tiene un sabor inconfundible. Hoy es el cumpleaños de Saeid que cumple 30 años.
En 2019 Tokio fue escenario de una mala película de acción, espionaje y suspenso, cuyo actor principal fue Mollaei. Malo porque cuando la política penetra en el campo del deporte las cosas suelen acabar mal ya veces muy mal. El pecado de Mollaei fue haber nacido en Irán. Su pecado fue no aceptar órdenes y su penitencia fue un suplicio que le costó mucho más de lo que una persona puede soportar, porque para ser libre tenía que renunciar a todo. La historia es bien conocida. Lo que se sabe poco, porque no se ha ofrecido, es la vida de Mollaei entre 2019 y 2021.
"Fue la decisión más difícil de mi vida porque significó renunciar a mi vida para poder competir como una persona normal". Normalidad, esa condición que solo se comprende una vez perdida. Saeid rehace su vida con parsimonia y un objetivo innegociable: los Juegos Olímpicos de Tokio. "Por eso me fui de Irán y por eso no veo a mi familia desde 2019: para estar aquí". Poco a poco, "paso a paso", como él mismo dice, Saeid sacó la cabeza de debajo del agua en Alemania, donde ha vivido desde entonces. "Apenas hablaba alemán. Tenía miedo de posibles represalias del régimen iraní, no solo para mí, sino también para mi esposa y, por supuesto, mis padres y hermanos, que todavía están en Irán ". Saeid ha tenido que aprender a mirar por encima del hombro y reanudar sus actividades olímpicas. preparación, son periodos de cuatro años, cinco esta vez. Cualquier pequeño paso en falso puede costar una medalla porque el judoka planifica ciclos complejos pero necesarios para llegar a la cima en el día correcto. También recibió un pasaporte mongol, que le ha permitido participar en la carrera a Tokio.
Y llegó Tokio 2020
Nervios, presión, el deseo soñado de brillar en esta jornada olímpica, de poder colgarse la ansiada medalla por todo lo vivido, por él y los suyos. Sorteaba la primera ronda al quedar libre por su posición en el ranking mundial. La segunda ronda marcó su estreno olímpico y su victoria. El desafío de cuartos de final lo solventó con clase y elegancia.
En semifinales el gran choque ante el Campeón de Europa y Subcampeón del mundo, Tato Grigalashvili…un combate tenso, lleno de acciones por ambas partes y que le daba la ventaja al georgiano por wazari. Sin embargo, el arrojo, la valentía y el nunca darse por derrotado rindió sus frutos y le valió el ippón decisivo y con ello el pase a la final.
Ante el local Nagase cedía en una épica lucha por wazari, sin embargo, a pesar de su derrota había triunfado y se encumbraba en la gloria olímpica.
“No era la preparación ideal, todo lo contrario. Nunca perdí la esperanza porque sabía que podía obtener un buen resultado en Japón ". Mollaei se llevó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Tokio. Saeid durmió esa noche con la medalla de plata." Me he pasado la mitad de la noche besando la medalla. . "
Hoy el guerrero que renunció a todo en su Irán natal pero que nunca se rindió, luchó contra viento y marea y nunca tiró la toalla, cumple un nuevo aniversario con la satisfacción de haber logrado su galardón en Tokio 2020 y en especial de vivir en libertad y sin miedo.
FUENTE: IJF/Pedro Lasuen/RV
FOTOS: IJF/JudoInside.com