Uno de los mayores ejemplos de judo para nosotros, como profesores, formadores y pedagogos, es cuando un deportista no solo llega a la cúspide del máximo resultado al que se puede aspirar: oro en unos Juegos Olímpicos, sino también cuando realiza una carrera académica, universitaria y que acabe con su graduación, en este caso: medicina, profesión respetada y honorable si las hay, dónde la voluntad, la vocación, el esfuerzo y el sacrificio son determinantes. El día de hoy es la judoka argentina Paula Pareto la que ocupa estas líneas.
La "Peque" Pareto posee una dilatada trayectoria en el mundo de los tatamis. Ya en Beijing 2008 le daba a Argentina su primera medalla en una olimpiada (bronce) y a pesar de la decepción que le produjo el quinto puesto de Londres 2012, Paula apretó los dientes más que nunca, continuó sus estudios y se graduó como médica en 2014, además de escalar por primera vez a un podio mundial, luciendo orgullosa un metal bronceado.
Pero si alguien pensaba que Paula se conformaba con esto se equivocaba, pues en 2015 la albiceleste ondeó por primera vez en lo alto del panorama universal con el oro de la bonaerense en el Mundial Senior y de ahí siguió luchando por su gran sueño: el título olímpico.
Y llegó Rio 2016 y con ello la proeza olímpica de la "Peque" Pareto la hizo enorme. Un oro soñado, luchado y sufrido que la colocaba en lo más alto del Olimpo y hacía vibrar no solo al judo argentino, sino a todo un país que veía como una mujer del gigante sudamericano, alcanzaba el primer oro en la historia deportiva de esta nación.
A todo ello Paula no ha parado de cumpir con sus responsabilidades académicas, de trabajo, guardias hospitalarias y un largo etcétera inherentes a su otra gran pasión: la medicina.
La "Peque" Pareto ha mostrado una grandeza sin igual y es homenageada en su país, donde se ha convertido en figura de referencia por su trayectoria deportiva, académica y social. En los Juegos Olímpicos de la Juventud, celebrados en Buenos Aires en 2018 ejerció de modelo de atleta de la mayor fiesta deportiva de los jóvenes del mundo.
Y a pesar del poco tiempo disponible que tiene la médica que se especializa en traumatología, este 2018 ha quedado bronce en el Campeonato Mundial Senior, oro en el Panamericano de esta categoría y en el Grand Prix de Cancún, además de dos metales en Grand Slam (Ekaterimburgo y Abu Dhabi), todo lo cual la afianza en su sueño de clasificar a Tokio 2020, luchar por una nueva conquista y decir adiós a los tatamis.
Paula es un excelente ejemplo en cualquier ámbito para la sociedad, que nos demuestra día a día que las excusas no sirven, que si se quiere se puede entrenar, trabajar y estudiar, que se le puede robar tiempo al tiempo, ir a torneos cada fin de semana, sacar una carrera tan exigente como la que eligió, etc, etc, etc…
Tal vez la pequeñita que entró por primera vez a un tatami a los 9 años, de la mano de su hermano Marco, nunca pensó que el Judo la convertiría en lo que es hoy: una gigante.
FOTOS: AP/Judo Heroes/ PL/Clarín