Hoy nos ha llegado a nuestro email una historia conmovedora que quiero compartir por que nos habla un poco de TODO aquello que transmiten los profesores de judo SENSEI en el tatami día a día a los judokas.
Conmovido por nuestro último artículo 10 COSAS DE UN SENSEI un lector anónimo nos confiesa lo sieguiente:
Me ha criado mi madre y mi abuela por que cuando mi madre quedó embarazada de mí, mi padre nos abandonó. fui un niño problemático, y a mi madre la citaban día sí, día también para hablarle de mis problemas de conducta.
Los profesores mencionaban a mi madre mi falta de disciplina, atención en clase, busqueda de problemas, etc
Un psicólogo le recomendó a mi madre que realice actividad física y que el judo mejoraba el autocontrol, lo cual me ayudaría a mi.
Cuando comencé a hacer judo, el primer día, mi sensei me acogió como si no hubiera oído a mi madre decir que todos los profesores pensaban que yo era un niño muy inquieto y que daba problemas en todas las clases.
Mi profesor me trató como si fuera bueno y educado, resaltó cada uno de mis puntos fuertes, me felicitó por cada progreso, me animó a hacer amigos, a competir, y a no hacerlo si no lo deseaba.
Organizaba fiestas, encuetros, días especiales, disfraces, y a veces cuando él cumplía años nos daba caramelos.
Mi sensei me hizo creer en mí.
Al cabo de un año el psicólogo le dijo a mi madre que no necesitaba seguir yendo a las consultas, los profesores del colegio le preguntaban qué habia pasado para que haya cambiado tanto mi comportamiento, ya no molestaba en clase, no peleaba con otros niños y ayudaba con espíritu de líder a los demás y a los profesores en todo.
En el judo he aprendido a controlarme, confiar en mí, perder miedos enfrentándome a ellos, gané autoestima, concentración, aprendí a relajarme y a divertirme, así como a confiar en los profesores que hasta la fecha me producían tedio.
Hoy echando la vista atrás me doy cuenta de que Mi sensei, ejercía de "padre" para muchos de mis compañeros pero sobre todo para MÍ.
El judo me salvó de la calle y todos sus perjuicios, de la deserción escolar y del fracaso educativo.
Nos dedicaba los fines de semana si competíamos, nos aconsejaba cuando teníamos problemas, siempre decía que debíamos progresar en el coelgio y en casa para progresar en judo…siempre nos contaba bellas historias de SAMURAIS, y nos aleentaba a comportarnos de la mejor forma posible con HONOR, disciplina, respeto, cortesía, coraje, humildad, amistad, sinceridad.
Por eso siempre digo, sin ánimo de ofender a quiénes tienen padres que se hacen cargo de ellos, comparado con "mi padre" que me abandonó, para mí mi profesor es MI SENSEI, algo mucho más valioso que ese padre ausente.
Soy quién soy gracias al sacrificio de mi familia, y el apoyo incondicional de mi SENSEI, mi padre del tatami.
Ahora gozo de ser primer dan, maestro de educación primaria, y sobre todas las cosas una persona de bien que jamás abondonaría a su hijo, y trato de dar a todos mis alumnos el cariño, el apoyo, la aceptación y la fuerza necesaria para que crean en ellos mismos y logren ser todo lo que sueñan, ante todo personas de bien para esta sociedad
Con otros tiempos y síntomas comparto la vivencia. El judo y claro los sensei que tuve me dieron herramientas y un ejemplo claro de lo que un hombre de bien era y es. El judo es una forma de vida.