En 2016, Majlinda Kelmendi demostró que las mujeres pueden hacerlo mejor que los hombres. En 2016, Kosovo dejó de ser la primera plana de los periódicos convencionales y asumió una posición de liderazgo en las publicaciones deportivas porque Kelmendi ganó el primer oro olímpico en la historia de su país. Era un título lógico dado el puño de hierro que ejercía en su categoría. A sus 30 años, Kelmendi es un gran campeona y durante tres años nadie pudo eclipsar a la kosovar. Todo fueron victorias y tributos, una vida de vino y rosas que muchos creían que sería eterna, hasta que cambiara el viento.
Justo cuando Kelmendi aspiraba a un tercer título mundial, apareció una joya del judo: Abe Uta de 20 años. Quienes conocen este negocio dicen que la luchadora japonesa es la versión femenina de Ono Shohei, porque sabe hacer de todo, atacando por ambos lados, es excelente en ne-waza y en definitiva, tiene una amplia panoplia ofensiva para ganar en cualquier circunstancia y contra cualquier rival. Abe ganó el título mundial al derrotar a Kelmendi en las semifinales. Desde entonces, mientras una estableció su dominio, la otra renunció a su trono pero no se rindió.
Abe Uta
Justo cuando la afición comenzaba a deleitarse con los posibles duelos entre ambas, surgió la tercera en contienda; Amandine Buchard, a medio camino entre Kelmendi y Abe con sus 25 años. Sin alboroto, sin levantar la voz, no es que la francesa se haya colado entre los dos; es que ha pasado a liderar el ranking mundial.
Así que teníamos un trío de ases de cara a los Juegos Olímpicos y justo cuando cada conversación parecía un asunto de tres, una mujer italiana interrumpió el debate. Odette Giuffrida tiene 26 años pero compite entre los mejores por más de siete. Desde hace un año da la impresión de haber alcanzado la plena madurez porque gana y convence. Ya no es un trío de favoritas sino un póquer de campeonas. Entre las cuatro suman 64 títulos que van desde campeonatos continentales hasta los Juegos Olímpicos, pasando por el World Judo Tour.
Amandine Buchard en judogi blanco
Nadie concibe una medalla de oro en -52 kg sin introducir los nombres de al menos dos de estas cuatro mujeres en todas las ecuaciones. Pues lo vamos a complicar un poco más aportando otras posibilidades como, por ejemplo, Ana Pérez Box. La judoca española fue subcampeona del mundo en Budapest y aparece en los medallistas porque llega a la prueba olímpica con la moral por las nubes. O la belga, Charlene Van Snick, casi nunca ganadora pero siempre bien colocada y sin olvidar a la opción británica, Chelsea Giles, ganadora en Tel Aviv y segunda en Tbilisi.
El botín tendrá que ser compartido pero primero habrá que evitar tropiezos y no cometer errores porque hay de todo en esta categoría desde campeonas hasta campeonas-cazadores, campeonas antiguas, actuales y futuros y todo esto al mismo tiempo. Veamos quién se atreve a hacer predicciones.
Odette Giuffrida
FUENTE: IJF/Pedro Lasuen
FOTOS: IJF/Emanuele Di Feliciantonio/Gabriela Sabau/Marina Mayorova