Doha ha sido más que un Masters y mucho más que el pistoletazo de salida de la temporada de judo, porque se acabaron los análisis anteriores. Allí pelearon y vimos a los que estaban por encima del resto, que sorprendían y que decepcionaban. Con Tel Aviv como la próxima parada y Tokio en el centro de atención final, Doha fue un primer capítulo de cómo están las cosas en el mundo de los profesionales. Empezamos por las mujeres.
Daria Bilodid tiene un problema. La ucraniana ya no luce igual porque, además del siempre efectivo contingente japonés, ha surgido la figura de Distria Krasniqi, que para nada es una extraña, de 25 años y con una bolsa de medallas. ¿Que pasó? Pues bien, Krasniqi ha cambiado de dimensión y ya gana más torneos de los que pierde, que es todo lo contrario a lo que pasa con Bilodid, que ha cobrado bronce en Budapest y Doha, lo que explica sus lágrimas. Sabemos que llora cuando falla. Por ello, un posible enfrentamiento en Tel Aviv entre las dos primeras del ranking sentaría las bases de lo que podría suceder en Tokio.
Algo similar ha ocurrido en -52 Kg, pero en este caso, es en parte culpa de los medios. Había tanto deseo de ver a la veterana Majlinda Kelmendi frente a la recién llegada Uta Abe que todos se olvidaron de Amandine Buchard. La francesa es la número uno del mundo desde hace más de un año. Ganó en Hungría y Qatar y derrotó a Kelmendi. Abe estuvo ausente en ambas fechas, pero el destino ya no parece una cosa de dos porque hay una tercera
en disputa.
Canadá ha creado una especie de sándwich de -57 kg. Jessica Klimkait es la nueva número uno del mundo y su compatriota Christa Deguchi, la actual campeona del mundo, es la número tres. Ellas son el pan. Entre los dos, la mantequilla, está la judoka japonés Yoshida Tsukasa. La cuarta del ranking, que vendría a ser la ensalada, es la kosovar Nora Gjakova. Entre los cuatro traen una montaña de medallas y se conocen a la perfección porque muchas veces coinciden en semifinales, finales y combates por la medalla de bronce. Solo puede haber una canadiense en Tokio. Las otras dos estarán a salvo, a menos que surja un percance. Detrás, al acecho de cualquier error, hay un pelotón de rivales que no dejarán escapar ninguna oportunidad, como Cysique, Monteiro, Karakas o Nelson Levy.
Sin embargo, nada de eso ocurre en las categorías superiores. Habiendo visto lo que se ha visto en las últimas citas, nadie parece poder plantar cara a Clarisse Agbegnenou. La francesa no tiene rival a su nivel desde 2019, lo que apunta a una medalla de oro en Tokio, pero, por supuesto, en judo nunca se sabe. Lo que sí sabemos es que sus oponentes tendrán que mejorar mucho para poner en aprietos a la campeona del mundo. Ella está buscando el único título que falta en su formidable récord.
La situación es interesante con -70 Kg porque, aunque la campeona mundial y líder del ranking es la judoca francesa Marie Eve Gahié, sus últimos resultados abren un abanico de posibilidades para sus oponentes. Ahí afuera, hay mucho talento y muchas veteranas con amplia capacidad para dar más de un disgusto. Están las holandesas, medallistas frecuentes, Van Dijke y Polling, que luchan por un lugar en Tokio, lo que los hace especialmente peligrosas porque lucharán con todo su arsenal simplemente para viajar a Tokio. Las japonesas no son dominantes en esta categoría, pero nunca se les debe descartar y, por el momento, sus mejores bazas son Yoko Ono y Chizuru Arai. Luego viene el batallón de las que tienen mucha experiencia, medallas y ganas de ofrecer una gran sorpresa en Tokio. Son Conway, Pérez, Bernabéu, Rodríguez o Polleres.
Francia se siente cómoda con su equipo femenino. Además de las ya mencionados Agbegnenou y Gahié, hay una tercera campeona del mundo, Madeleine Malonga. Es, a imagen y semejanza de sus dos compañeras, la primera del ranking mundial y gana con facilidad. Con el debido respeto por las demás y, sabiendo que el judo no es una ciencia exacta, a día de hoy la francesa no parece sufrir mucha competencia.
Una japonesa reaparece en los pesos pesados, la joven promesa Akira Sone. Ella es el futuro de Japón por su juventud y talento. Sin embargo, por obvias razones de salud, no ha participado en los principales torneos del World Judo Tour durante más de un año y no conocemos su forma actual. Necesitará todo su repertorio y sangre fría porque tendrá mujeres muy experimentadas frente a ella, comenzando por la campeona olímpica y actual número uno del mundo, la cubana Idalys Ortíz o tal vez la joven deportista francesa Romane Dicko, que le trae ilusión y ganas de disfrutar de nuevas alturas.
Así son las cosas en el siempre fascinante juego de predecir el futuro en un deporte tan incierto como el judo. En un año tan extraño, con tan pocos torneos, todos son vitales y casi todas los favoritas estarán en todos ellos, porque tienen que competir para ver si tienen margen para mejorar, conocer el nivel de los demás y acumular puntos. y conseguir un billete para un avión con destino a Tokio. En Tel Aviv asistiremos al segundo episodio de esta apasionante serie.
FUENTE: IJF/Pedro Lasuen
FOTOS: IJF/Gabriela Sabau